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Time of Grace en Español

Tu mejor cuerpo está por venir

Este año cumplo 43 años y empiezo a notarlo. La otra noche salí con un grupo de personas de más o menos de la mitad de mi edad. Acabábamos de comer en un restaurante y muchos de ellos querían ir a comer un helado. Y les dije: “¡Helado a estas horas! Si como helado tan tarde, me dolerá el estómago y no podré dormir”.

Uno de ellos levantó una ceja e inclinó la cabeza: “¿Cómo que no podrás dormir?”. Este joven adulto no podía comprender lo que es  vivir con un cuerpo que no se recuperara después de consumir un poca mas de azúcar”.

No es sólo la sensibilidad a la comida. Me pesa mi edad cuando hago ejercicio. Ya no puedo esforzarme como antes. Y, por alguna razón, me está saliendo pelo de las orejas y de la nariz (lectores jóvenes, ya les llegará su hora).

No estoy segura de cuál es tu relación con tu cuerpo, pero al final todos nuestros cuerpos parecen rebelarse contra nosotros de alguna manera. Sin embargo, la Biblia dice que no siempre será así. Autores bíblicos como Juan nos dicen que un día tendremos cuerpos como el de Jesús: “Sabemos que cuando Cristo se manifieste, seremos semejantes a Él” (1 Juan 3:2).

Pablo dice algo parecido a los filipenses: “[El Señor] transformará nuestros cuerpos humildes para que sean semejantes a su cuerpo glorioso” (Filipenses 3:21).

¿Sabías eso? ¿Sabías que un día tu cuerpo va a ser como el cuerpo que tenía Jesús cuando resucitó? En mi experiencia, eso no es lo que muchos cristianos suponen acerca de sus cuerpos. Muchos piensan que sus cuerpos se descompondrán y serán olvidados y que seremos almas sin cuerpo para siempre en algún lugar del cielo. Pero eso no es verdad. “Porque sonará la trompeta final, los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos transformados”(1 Corintios 15:52). Nuestros cuerpos resucitarán y serán aptos para la vida venidera.

¿Por qué las Escrituras nos dan este detalle? ¿Por qué los autores bíblicos nos harían saber que tendremos cuerpos semejantes a los de Cristo? ¿Son estos hechos que nos pican la curiosidad?

Eso no es lo que dice Juan. Dice: “Todos los que tienen esta esperanza en Él se purifican a sí mismos, como Él es puro” (1 Juan 3:3). En otras palabras, cuando tenemos la esperanza de que un día tendremos cuerpos gloriosos, empezaremos a dirigirnos hacia esa meta. Cuidaremos nuestros cuerpos sabiendo que son los cuerpos que habitaremos por la eternidad. Viviremos vidas puras con nuestros cuerpos porque un día nuestros cuerpos serán puros y sin mancha, como el de nuestro Salvador.

¿Qué significa esto para ti? Significa que tu cuerpo no es una cáscara temporal destinada a ser desechada. Se convertirá como el de Cristo, pero seguirás siendo tú. Así que lo mejor sería aprender a hacer las paces con tu cuerpo, apreciarlo y cuidarlo. Jesús compró tu cuerpo con su propia sangre. Y su Espíritu Santo habita en tu cuerpo para que pueda ser un instrumento para los buenos propósitos de Dios.

Mientras mi cuerpo sigue envejeciendo y la artritis avanza en mi rodilla, haré lo que pueda para cuidar de este cadáver hasta que Jesús vuelva. Aceptaré que las salidas nocturnas a tomar helado serán escasas y que quizá ya no pueda seguir el ritmo de los jóvenes. Pero está bien, porque mi mejor cuerpo está por llegar, cuando Jesús transforme mi cuerpo humilde,  para que sea como su cuerpo glorioso.