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Time of Grace en Español

Recuerda quién es el verdadero enemigo

Una de las maneras en que el rey David del Antiguo Testamento adoraba a Dios era escribiendo canciones y poemas. Hoy podemos leerlos en el libro de los Salmos. Muchos de esos escritos hablan de tristeza, pérdida, guerra, miedo, frustración, traición y dolor. Durante su vida, David tuvo muchos enemigos que querían destruirlo. Por ejemplo, en el Salmo 35 él le ruega a Dios que lo defienda de quienes lo persiguen sin ningún motivo real.

En uno de esos momentos le pide a Dios: “Toma tu escudo y armadura; levántate y ven en mi ayuda” (Salmo 35:2).

Me encanta esa imagen: Jesús poniéndose la armadura a mi lado. Pero al seguir leyendo, algo curioso pasó. Empecé a sentir un nudo en el estómago a medida que David detallaba exactamente cómo quería que Dios destruyera a esas personas que estaban en su contra.

Eso me hizo pensar en los enemigos.

El mundo invierte mucha energía en tratar de convencerme de que muchas personas son mis enemigas. Pero la verdad es que, la mayoría de las veces, solo son personas con una perspectiva diferente a la mía, personas que están heridas, confundidas y buscando respuestas tanto como yo. Gracias a Dios, yo no estoy en la misma situación que David. No quiero ir a la guerra contra ellas, y mucho menos pedirle a Dios que las destruya. Cada una de esas personas es alguien por quien Jesús murió.

Entonces recordé una escena de una película que vi hace unos seis o siete años. Era un momento increíblemente tenso entre el personaje principal y un grupo de personas que la habían rodeado, como si estuvieran a punto de atacarla. Ella apuntó su arco para defenderse. Pero justo antes de soltar la flecha, uno de los hombres extendió la mano, dijo su nombre suavemente y le pidió: “Recuerda quién es el verdadero enemigo”.

Cuando ese recuerdo volvió a mi mente, sentí como si Dios mismo me lo estuviera diciendo mientras yo luchaba con el Salmo 35:
“Emily, recuerda quién es el verdadero enemigo”.

Entonces hizo clic. Sí tengo enemigos que quiero ver completamente derrotados.

El diablo.
Mi orgullo.
Mi egoísmo.
Mi vergüenza.
Mi impaciencia.
Mi necesidad de tener control total.
Mi quebranto.

Volví a leer el Salmo 35 pensando en esos enemigos reales, y de inmediato se transformó en el “rock anthem” más poderoso que había escuchado. Se convirtió en un grito de batalla apasionado, dirigido por mí al Guerrero más grande de todos los tiempos.

Quiero que hoy hagas de este salmo tu propio grito de batalla también. No contra otras personas, sino contra el pecado que tan fácilmente te confunde, te frustra y te desvía. Grita estas palabras en tu corazón, o incluso en voz alta, la próxima vez que sientas que estás cayendo en las trampas del verdadero enemigo. (En serio. Olvida la pena y vierte toda tu frustración en estas palabras.)

“¡Ataca a estos burlones, Señor,
pégales en la cara!
Agarra lo que tengas a la mano
y defiéndeme.
Prepárate para lanzar la lanza, apunta el dardo
contra los que quieren atraparme.
Reafírmame; déjame escuchar tu voz diciendo:
‘Yo te salvaré’.”

(Salmo 35:1-3, MSG)

Jesús está contigo en esta batalla.

Él te ayudará a ver y derrotar a los verdaderos enemigos que quieren destruirte.

Ahora comparte este mensaje de esperanza y victoria con alguien que necesite un grito de batalla hoy.