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Time of Grace en Español

Más satisfactorio que un pastel de Acción de Gracias

La cena de Acción de Gracias es una de esas comidas que espero con ansias todo el año. En América Latina, Acción de Gracias puede incluir pavo al horno, arroz con gandules, ensalada de papa, pastelón de plátano maduro, pernil, tamales o hallacas, y para el postre, flan, tres leches o incluso un budín de pan.

El Día de Acción de Gracias suele ser una ocasión para disfrutar de una gran comida con familiares y amigos.Mientras que la ingesta calórica diaria recomendada para un adulto promedio es de 2,000 calorías, ¡muchas personas consumen entre 3,000 y 4,500 calorías en este día! Y eso es solo el comienzo, porque la temporada navideña le sigue rápidamente, llena de parrandas, pasteles, coquito y galletas en cada reunión familiar. Antes de que te des cuenta, ya has ganado unas “libritas navideñas”, justo a tiempo para hacer resoluciones de Año Nuevo relacionadas con el ejercicio… y el ciclo se repite.

Acción de Gracias es, probablemente, mi festividad favorita, pero últimamente mi conciencia me ha estado inquietando en cuanto al tema de comer en exceso.

Aunque muchas personas están de acuerdo en que emborracharse o disfrutar de chismes maliciosos está mal, ¿cuántos consideran que comer en exceso también lo es?

Yo no lo había pensado realmente, hasta que leí el libro Made to Crave de Lysa TerKeurst, donde ella sabiamente señaló momentos en la Biblia en los que las personas fueron tentadas por… comida. Piénsalo:

  • Justo después de que los israelitas fueran liberados de la esclavitud en Egipto, vieran a Dios realizar milagros como las diez plagas (Éxodo 7:14–12:30) y fueran rescatados dramáticamente del ejército del faraón al cruzar el Mar Rojo sobrenaturalmente dividido, ¿qué hicieron? Se quejaron por la comida. El canto de alabanza de Miriam y Moisés en Éxodo capítulo 15 aún estaba fresco en sus labios cuando los israelitas comenzaron: “¡Si tan solo hubiéramos muerto a manos del Señor en Egipto! Allí nos sentábamos junto a ollas de carne y comíamos todo lo que queríamos, pero ustedes nos han traído a este desierto para matar de hambre a toda esta asamblea” (Éxodo 16:3).

  • En Lucas capítulo 4, Satanás intentaba hacer que Jesús pecara. ¿Qué táctica usó primero? Tentó a Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, con comida. “Jesús… fue llevado por el Espíritu al desierto, donde durante cuarenta días fue tentado por el diablo. No comió nada durante esos días, y al final tuvo hambre. El diablo le dijo: ‘Si eres el Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.’ Jesús le respondió: ‘Está escrito: “El hombre no vivirá solo de pan”’” (versículos 1-4).

  • Tal vez el diablo tentó a Jesús con comida porque fue una estrategia que había funcionado en el pasado. El primer pecado ocurrió cuando el diablo tentó a Adán y Eva con comida. “La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer y agradable a la vista, y también deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fruto y comió. También le dio a su esposo, que estaba con ella, y él comió” (Génesis 3:6). Esta aparentemente simple lucha espiritual fue el inicio de la ruptura entre Dios y el hombre.

Somos humanos. Necesitamos comida para sobrevivir, ¡y es un hermoso regalo de Dios! Pero, como todas las cosas buenas en la tierra, está manchada por el pecado desde que los primeros humanos cayeron. Desde entonces, ha sido fácil poner la comida en el lugar de Dios sin darnos cuenta. No creo que nadie se postre ante un plato típico de su país, pero cuando estás molesto y necesitas consuelo, ¿a dónde acudes? Cuando los tiempos son difíciles, ¿corres hacia Jesús o hacia unos tamales? ¿Te sumerges en las páginas de la Palabra de Dios o en una rebanada de flan? A menudo ponemos nuestra confianza en cosas terrenales en lugar de en nuestro Salvador todopoderoso para obtener ayuda y fortaleza. Como dice Filipenses 3:18-19: “Porque, como les he dicho a menudo y ahora les repito incluso con lágrimas, muchos viven como enemigos de la cruz de Cristo. Su destino es la destrucción, su dios es el vientre, y su gloria está en su vergüenza. Su mente está puesta en las cosas terrenales.”

¿Cuántas veces he sido yo? ¿Cuántas veces has sido tú?

Somos imperfectos. Diariamente vivimos como “enemigos de la cruz de Cristo”. ¡Pero gracias a Dios, esa no es toda nuestra historia! Por gracia y mediante la fe, Dios nos ha hecho sus hijos. Envió a su Hijo perfecto, Jesús, para ocupar nuestro lugar. Jesús nunca corrió hacia la comida en lugar de correr hacia su Padre celestial. Jesús fue perfecto cada segundo de su vida para que pudiera ser un sacrificio aceptable por nuestros pecados de indulgencia accidental y rebelión deliberada. Murió en una cruz y resucitó para sellar nuestra salvación, y un día nos deleitaremos en la cena de bodas del Cordero en el cielo por toda la eternidad.

Ninguna cantidad de maravillosas cenas de Acción de Gracias llenará jamás el vacío del tamaño de Dios en tu corazón, pero una fe del tamaño de un grano de mostaza en Jesús nunca te decepcionará. Dios siempre está ahí para ti. Él es tu consuelo, tu alegría y tu salvación, y es infinitamente más satisfactorio que cualquier postre.