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Time of Grace en Español

La última persona a quien perdonas

Si hicieras una lista de las personas que te han lastimado, ¿qué tan larga sería? ¿Hay personas en esa lista a quienes te ha costado perdonar por mucho tiempo? Tal vez pensaste que ya las habías perdonado, pero de repente el dolor vuelve a surgir. O las ves de nuevo, y tu viejo amigo, el resentimiento, comienza a tocar a la puerta de tu corazón. ¿Te encuentras en esa situación donde necesitas perdonar otra vez, orar otra vez, pedirle a Dios que te ayude a amarlas otra vez?

Hace unas semanas vi un reel en Instagram que no puedo dejar de pensar. Un hombre preguntaba: “Si hicieras una lista de todas las cosas por las que estás agradecido, ¿cuánto tiempo tardarías en incluirte a ti mismo en esa lista?” No estoy seguro de que muchos de nosotros nos pongamos en esa lista.

Tampoco estoy seguro de que nos pongamos en la lista de personas que necesitamos perdonar, pero deberíamos hacerlo. De todas las personas a las que has perdonado, ¿te has perdonado a ti mismo?

“Si tan solo no hubieras estado allí. Si tan solo no hubieras sido tan ingenuo. Si tan solo no hubieras abierto esa página web o mirado eso. Si tan solo hubieras tenido mejores límites. Si tan solo hubieras reconocido que estabas cayendo. Si tan solo hubieras escuchado y tomado cualquiera de las salidas que Dios te ofreció, en lugar de avanzar obstinadamente. Si tan solo no hubieras estado bebiendo. Si tan solo hubieras parado antes de que te atraparan y perdieras lo que perdiste.”

¿Has tenido esta conversación en tu mente o una similar? Muchos de nosotros somos tan, tan buenos para decirle a otras personas lo increíble que es Jesús y cuán grande es su amor, pero olvidamos que también se aplica a nosotros.

La noche antes de morir, Jesús instituyó la Cena del Señor. Mientras celebraba la Pascua con sus discípulos, tomó pan, lo partió y se lo dio, diciendo: “Este es mi cuerpo, entregado por ustedes; hagan esto en memoria de mí”.

Luego tomó el vino y lo compartió con ellos, diciendo: “Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que es derramada por ustedes” (Lucas 22:19-20). El nuevo pacto es clave porque este acuerdo nuevo quita toda la presión de nuestros hombros. Todo lo que hicimos y no debimos haber hecho, Jesús lo pagó. Todo lo que no hicimos y debimos haber hecho, Jesús también murió por eso.

Si eres un cristiano que asiste a la iglesia y luchas por perdonarte a ti mismo, la próxima vez que tomes la Cena del Señor, enfócate en estas palabras: por ustedes. Jesús dijo: “Este es mi cuerpo, entregado por ustedes. Esta es mi sangre, derramada por ustedes”.

Perdonar a otros es importante. Jesús te lo manda. Pero no olvides perdonarte a ti mismo. El cuerpo de Jesús fue quebrado. Su sangre fue derramada para pagar por cada pecado cometido. Los tuyos. Los míos. Los de ellos. Los que tú y yo consideramos pequeños y los que sabemos que son grandes. Fin de la historia. Está hecho.

Imagina enterarte de que alguien compró un auto nuevo para ti, pero nunca lo recoges del concesionario. Sabes que está ahí, pero te cuesta creerlo.

Jesús derramó su sangre y murió para que pudieras caminar en la libertad de su perdón. Así que hazlo, camina en ella. Con confianza, abrazando completamente la gracia de Dios, listo para amar y servir a Jesús y a su pueblo.