El verano pasado mi esposa y yo adoptamos a una perrita llamada Huckleberry. Desde el día que la...
Jesús hace un llamado a los quebrantados
¿Alguna vez has fingido tenerlo todo bajo control?
Recientemente, me encontré con un amigo para tomar café e, inspirada por los sermones del Pastor Mike, decidí ser completamente transparente. Mi amigo escuchó atentamente, hizo preguntas y luego dijo tres palabras para las que no estaba preparada:
Trauma no resuelto.
Quizás, era hora de adentrarme profundamente en algunos de estos problemas, tomar un cuaderno y escribirlo todo; procesarlo, orar al respecto, y asegurarme de que no quedaran raíces de amargura brotando.
No tienes que buscar lejos para encontrar personas quebrantadas, en la Biblia hay muchas de ellas. Caín, el hijo de Adán y Eva, mató a su hermano Abel. Abraham y Sara eran estériles. Sara terminó en el harén de otro hombre, dos veces. José fue vendido y encarcelado injustamente.
Estos son solo algunos de los muchos incidentes traumáticos en Génesis, el primer libro de la Biblia. Libro tras libro en la Biblia se narran las vidas de personas desordenadas, confundidas, de vista corta y quebrantadas.
Y aunque el mundo te diga que te levantes por ti mismo y te conviertas en un hombre o una mujer hecho por ti mismo, la Biblia ofrece una solución diferente.
Su nombre es Jesús, y esta es su invitación:
“Vengan a mí todos ustedes, los agotados de tanto trabajar, que yo los haré descansar. 29 Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para su alma; 30 porque mi yugo es fácil, y mi carga es liviana.” (Mateo 11:28-30).
Mucho antes de que las palabras fueran etiquetadas como desencadenantes, Jesús sabía lo que el pecado hace en una persona. Sabía que intentaríamos resolverlo todo por nosotros mismos, pero que fácilmente nos agotaríamos. Entendió que la vida está llena de cargas y que si intentamos llevarlas todas, nos aplastarán. Sabía que correríamos detrás de todo tipo de soluciones que nos terminarían dejando más quebrantados y cansados.
Y así, el Dios que todo lo ve y conoce el peso del pecado vino a cargar con nuestro pecado. Se unió a nosotros para poder llevar lo que no podíamos.
Y en su Palabra, Dios mostró que ya sea que estemos quebrantados por nuestra propia necedad (Pedro, Pablo) o porque nuestras mentes se hayan convertido en el campo de juego del diablo (María Magdalena) o porque nuestra pareja o alguien en quien confiábamos nos haya dejado en la estacada cuando más los necesitábamos (Sara, José), su plan no es que permanezcamos quebrantados para siempre. Jesús dijo: “El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.”(Juan 10:10).
Dios nos restaura. A veces es tan simple como acudir a Él en su Palabra y la oración, y obtener aliento de amigos. A veces un consejero cristiano puede ayudar. Y a veces requerirá el trabajo arduo de sacar las raíces molestas, reconocer el pecado que causó el trauma y trabajar hacia la renovación y restauración.
Dios estará contigo. Es lo que mejor Él hacer. Y cuando salgas del otro lado, Él te ayudará a usar lo que has pasado para renovar y restaurar a otros.