Ya han pasado siete meses desde el año nuevo.
Cómo superar las emociones no deseadas
Las emociones no tienen moralidad. No son buenas ni malas, correctas ni incorrectas. Existe un momento, un lugar y un propósito adecuado para cada emoción. Por ejemplo:
- La ira aclara lo que es importante para nosotros, llevándonos a luchar por lo que es justo.
- El miedo nos mantiene vigilantes y enfocados en tiempos de crisis.
- La tristeza nos permite lamentar nuestras pérdidas.
Desafortunadamente, debido a nuestras personalidades únicas, podemos quedarnos atrapados en una de estas emociones. En tiempos de estrés o falta de salud, algunos de nosotros nos consumimos en ira, quedamos paralizados por el miedo o nos hundimos en un pozo de tristeza. (Mi personalidad se deprime en tiempos de estrés, y la tuya podría ser diferente).
Sin embargo, hay una práctica que los psicólogos, terapeutas e incluso teólogos recomiendan para ayudarnos a superar estas emociones no deseadas: la gratitud. Dar gracias tiene una forma de liberarnos de quedarnos atrapados en nuestros sentimientos.
¿Por qué?
Bueno, es casi imposible estar consumido por la ira y estar agradecido al mismo tiempo.
Es casi imposible estar lleno de miedo y estar agradecido al mismo tiempo.
Es casi imposible estar abatido y estar agradecido al mismo tiempo.
Ahora, si estás luchando con esta práctica, aquí hay dos ideas del libro de los Salmos (el libro de oraciones de la Biblia):
01 Sigue orando hasta que tu dolor se convierta en alabanza. Si lees los Salmos de principio a fin, notarás un patrón. Los escritores parecen desilusionados con Dios, especialmente al principio, preguntándose por qué no trae justicia, paz y consuelo. Pero a medida que sigues leyendo, esos sentimientos parecen desvanecerse y las oraciones comienzan a convertirse en alabanza. Es como si el editor dijera: “Sigue caminando con Dios y eventualmente verás que puedes confiar en Él. Lleva todas tus emociones a Dios; algún día verás que todo tenía un propósito en el plan de Dios”.
02 Dirige tu atención a la obra de Dios. Cuando estamos atrapados en la ira, el miedo o la tristeza, no podemos ver nada más. La angustia nos mantiene enfocados en nosotros mismos y nuestros problemas. Y en eso que decidimos enfocarnos, se vuelve más grande. Pero los salmistas continúan dirigiendo nuestra atención hacia los grandes actos de salvación de Dios. El Salmo 103 es solo un ejemplo de cómo el escritor aparta nuestra mirada de nosotros mismos y la vuelve a las obras de Dios:
“Alaba, alma mía, al Señor; no olvides ninguno de sus beneficios. Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias; rescata tu vida del sepulcro y te cubre de amor y compasión; colma de bienes tus años, y tu juventud se renueva como el águila.” (versículos 2-5)
Como cristianos del Nuevo Testamento, podemos ser aún más específicos acerca de las grandes obras de Dios. Podemos agradecerle por perdonar nuestros pecados en Jesús, rescatar nuestra vida del abismo del infierno a través de Jesús y satisfacernos con la esperanza de la vida eterna en Jesús.
Así que, aquí está mi desafío para ti. Porque todos podemos quedarnos atrapados en nuestras emociones: ofrece una oración de agradecimiento cada día. Agradece a Dios por la belleza de su buen mundo. Agradece a Dios por las sabrosas comidas que pone frente a ti. Agradece a Dios por cubrirte con su amor perdonador. Agradece a Dios por su promesa de usar todas las cosas con un propósito. Y si el dolor emocional es demasiado intenso en ese momento, sigue orando hasta que finalmente se convierta en alabanza.