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La Navidad se trata de Cristo
Somos cuatro en mi familia y tenemos la tradición de comer todos los domingos con mis padres y mi suegra, una comida que llamamos FamFest (Festejo Familiar).
Es nuestra forma de priorizar el tiempo juntos en medio de nuestras ajetreadas vidas.
Sin embargo, con demasiada frecuencia me trago la comida, me meto el postre en la boca y me levanto para lavar los platos antes de salir corriendo porque debo prepararme para la misa de la tarde, de la que estoy a cargo. A menudo, mi madre me dice que no me preocupe por limpiar nada, una petición que ignoro para no dejarla con trabajo extra. Un día memorable, sin embargo, me dijo: “Michael, prefiero que el FamFest sea para pasar tiempo con... mi familia”.
Pues sí. Debería haber sido obvio, ¿verdad? Al fin y al cabo, ¡está en el nombre! ¡FamFest!
Les cuento esta historia porque lo mismo puede ocurrir en Navidad. En medio de las listas de regalos, el tráfico en los centros comerciales, la decoración del árbol, la elaboración de galletas, el envío de las tarjetas navideñas, el asistir a todas las fiestas, el uso de suéteres navideños, los viajes interestatales y el Elf de la estantería escondiéndose. Nos apresuramos durante la temporada sin apenas darnos tiempo para recuperar el aliento. Me pregunto, en esos momentos, si nuestro Padre no diría algo como mi madre: “Hija, prefiero que la Navidad sea para pasar tiempo con... Cristo”. Cristo”.
“Hoy ha nacido en la Ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor.” (Lucas 2:11). Por favor, di no a algunas cosas buenas en esta temporada para que tengas tiempo de decir sí a lo mejor: reflexionar sobre la paz que viene a través del Mesías, nuestro Señor.