Durante más de mil años, los creyentes judíos adoraron a Dios los sábados, también conocidos como el día de reposo. Pero después de la resurrección de Jesús, los primeros cristianos cambiaron el día de adoración del sábado al domingo. Un cambio significativo. Si sabes algo sobre la iglesia, sabes que puede ser difícil cambiar cualquier cosa, y mucho menos una tradición arraigada como el día de adoración. Pero aquellos primeros seguidores de Jesús sabían que la resurrección de Jesús fue el evento más importante de la historia. Para ellos, la Pascua lo era todo.
Entonces, ¿por qué la resurrección de Jesús fue un evento tan significativo?
Según Jesús, la Pascua no fue solo algo que le sucedió a Él, sino que es el destino de todo creyente. Él lo explicó de esta manera: “Dentro de poco, el mundo no me verá más; pero ustedes me verán; y porque yo vivo, ustedes también vivirán”” (Juan 14:19). En otras palabras, Jesús dijo que lo que le sucedió a Él, un día nos sucederá a nosotros.
Pero, ¿qué nos sucederá a nosotros?
Según el apóstol Pablo, en el Último Día nuestros cuerpos serán transformados para ser como el cuerpo resucitado de Jesús: Jesús “transformará el cuerpo de nuestra humillación, para que sea semejante al cuerpo de su gloria” (Filipenses 3:21).
Nuestro futuro eterno no es una existencia sin cuerpo, flotando en las nubes como se muestra comúnmente en los dibujos animados. No, tendremos cuerpos reales, físicos y gloriosos, tal como es el cuerpo actual de Jesús.
Pero hay más. Pablo dice que lo que le sucedió a Jesús no solo nos sucederá a nosotros, sino también al mundo creado: “Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino porque así lo dispuso Dios, pero todavía tiene esperanza, pues también la creación misma será liberada de la esclavitud de corrupción, para así alcanzar la libertad gloriosa de los hijos de Dios”(Romanos 8:20,21).
En otras palabras, toda la creación pasará por una especie de resurrección. Dios maldijo al mundo debido al pecado, pero en el Último Día, eliminará esa maldición y liberará a toda la creación de los efectos del pecado.
¿Qué significa eso para nosotros hoy?
Aunque las bendiciones de la resurrección de Jesús no se realizarán completamente hasta el Último Día, le da a nuestras vidas un verdadero significado y propósito. Por ejemplo, no existen simples mortales. Según Daniel 12:2, todos seremos resucitados un día, “unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.” La persona que vive junto a ti, trabaja contigo, adora contigo o juega golf contigo pasará la eternidad en uno de los dos lugares. ¡Ahora es el momento de hablarles a los demás acerca de Jesús!
Además, nuestros cuerpos están con nosotros por la eternidad. Todo lo que está mal en ellos será corregido en el Último Día. Y todo lo que es bueno acerca de nuestros cuerpos será restaurado. Pero hasta ese día, estamos llamados a amar y cuidar de nuestros cuerpos, que también son templos del Espíritu Santo.
De la misma manera, nuestro mundo, que está lleno de belleza y maravillas pero también de basura y deterioro, será completamente renovado. Hasta ese día, disfrutémoslo como nuestro Creador lo pretendió y reparemos lo que está distorsionado (en la medida que sea posible).
Ya ves, la Pascua es demasiado importante para limitarla a una sola celebración. Es demasiado significativa para reservarla para una mañana específica llena de huevos y un conejo de chocolate. Deja que la Pascua sea tu todo. Es el evento más grande de la historia. Es una prefiguración de tu destino. ¡Es tu realidad presente!